IBCE: Bolivia está entre los 10 países productores de soya en el mundo
Grano de oro. Significa soberanía alimentaria, empleos y divisas para Bolivia. La virtuosa cadena de valor de la soya genera más de 100.000 empleos directos e indirectos y la Asociación Nacional de Productores (Anapo) tiene al menos 14.000 productores afiliados entre medianos y grandes.
El esfuerzo de bolivianos y extranjeros que, conjugando los factores de tierra, trabajo, capital y tecnología, han hecho que Bolivia figure entre los 10 países productores y exportadores más importantes de soya y derivados en el mundo.
Este revelador dato se hizo público en el Foro “Soya: su importancia como cadena de valor agroproductiva en Bolivia”, organizado por la Asociación Nacional de Productores (Anapo) y el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (Ibce) en La Paz en días pasados.
Este espacio de reflexión que tuvo el respaldo del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal, el Centro de Investigación Agrícola Tropical, la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz y la Cámara Agropecuaria del Oriente sirvió para informar sobre el significado de la soya como una virtuosa cadena de valor agroproductiva. Pocos saben que la soberanía alimentaria que Bolivia logró en las últimas décadas en casi todos los alimentos básicos tiene que ver con la producción de la soya, el bien llamado “grano de oro”. Y es que, a partir de esta oleaginosa se produce como “cultivo de rotación” el trigo, maíz, sorgo con los que se logra luego el pan, leche, huevos, carnes, entre otros.
Al margen de su aporte directo e indirecto a la soberanía alimentaria, la exportación de soya que acumuló casi 10.000 millones de dólares permitiendo centenares de miles de fuentes de empleo e ingresos, es el resultado del esfuerzo de bolivianos y extranjeros que vienen cultivando este grano en la mayoría de los casos sin el respaldo adecuado y necesario del Estado.
En los últimos meses el gobierno de Evo Morales se comprometió a brindar todo el respaldo posible de modo que se pueda ampliar la frontera agrícola. Al respecto el sector agroproductivo boliviano acepta el desafío de triplicar la producción de alimentos hasta el 2025 y de incrementar la frontera agrícola en un millón de hectáreas a corto plazo, como propone el Gobierno.
Sin embargo ellos demandan seguridad jurídica (cero abasallamientos); liberación de la exportación de alimentos; uso de biotecnología; mejora de la logística y transporte.
“Si Bolivia utiliza tecnología de punta para el transporte aéreo, el Teleférico, para la comunicación, satélite Tupac Katari, y anuncia el uso de la tecnología atómica…¿por qué no permitir entonces el utilizar tecnología de punta para producir más y mejores alimentos?”, reflexionó el Presidente del IBCE, José Luis Landivar.
Tanto el gobierno como el sector soyero coincidieron en que no debe haber contradicciones entre los discursos y ofrecimientos desde el Estado para producir más alimentos, con políticas que van en contra del propósito de incrementar drásticamente su producción con la mira puesta en su acople a la Agenda del Bicentenario.
Además consideran que se debe generar un clima de confianza para invertir y progresar, con adecuadas señales que induzcan a producir más alimentos en el sector agrícola que se sabe, es de alto riesgo.
Un aspecto en que redundaron y resaltaron los expositores es que los países que compran alimentos desde Bolivia necesitan certidumbre para considerar al país como un proveedor confiable: las restricciones a la exportación dan una mala imagen, según los expertos.
¿Es factible el crecimiento de la frontera agrícola en los plazos y formas señaladas por el Gobierno y los agroproductores? Sí, pero hay la necesidad de pasar de lo ideal a lo real.
Crecen Exportaciones con Valor Agregado
La exportación de soya y sus derivados ocupa el tercer lugar en el ranking exportador luego del gas natural y los minerales, habiendo superado los 1.000 millones de dólares los últimos años.
Si se considera además las exportaciones de girasol y derivados, el generoso aporte de las oleaginosas en la gestión 2013 ascendió a 1.300 millones por la exportación de 2,5 millones de toneladas, con una composición de: 22% grano; 24% aceite vegetal y 54% en harina y torta de soya, denotando una evolución favorable en cuanto a productos con valor agregado, según datos oficiales.
Los principales destinos para las exportaciones de soya son: Colombia (56%), Perú (27%), Ecuador (10%) y Venezuela con 8%.
Millón de hectáreas, millones de toneladas de alimento
Frontera agrícola. El cultivo de soya se inició en Bolivia con sólo 35 hectáreas en 1980; para 2013 registró 1,6 millones de hectáreas y el avance es imparable.
n Producción. Se llega a producir 2,6 millones de toneladas de grano y un rendimiento de 2,26 toneladas por hectárea, en buena parte gracias al uso de semillas genéticamente modificadas.
n Genética. Prácticamente el 100 por ciento de la superficie las utiliza, apuntalando: la productividad; reduciendo costos de producción y requiriendo menos agroquímicos, estando además al alcance de los productores pequeños, medianos y grandes.
n Generación de empleos. La cadena de valor de la soya genera más de 100.000 empleos directos e indirectos, con 14.000 productores afiliados a ANAPO, un 77 por ciento de ellos, pequeños (con menos de 50 ha), siendo 2 por ciento grandes productores con más de 1.000 ha; además, decenas de silos de acopio, industrias molineras, servicios privados, servicios públicos, proveedores de insumos, comerciantes, empresas de asistencia técnica, centros de investigación y transferencia de tecnología que componen la virtuosa cadena de valor de la soya.
Fuente: Santa Cruz Económico.
Publicado: 16 de septiembre de 2015
