2016: Panorama adverso para el sector agropecuario

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la desaceleración generalizada de las economías emergentes, con excepción de la India, en contraste con la recuperación paulatina de las economías avanzadas como EEUU, puede generar condiciones adversas para países dependientes de las exportaciones de materias primas como Bolivia.

De acuerdo a esto y otros organismos internacionales la caída en la demanda externa de países como China, el fortalecimiento del dólar y la todavía existente sobreoferta de energéticos, minerales y alimentos, provoca que el panorama económico mundial para este 2016 sea preocupante pues los precios internacionales de las materias primas continuarán con su tendencia decreciente.

En el 2015, las exportaciones bolivianas cayeron más de 4.000 millones de dólares como resultado del escenario de precios bajos, ya que del total que Bolivia exporta un 80% corresponde a hidrocarburos y minerales. Sin embargo, la baja en las ventas externas también afectó a los principales productos agrícolas exportados por el país (soya y derivados, girasol y derivados, azúcar y derivados, lácteos, quinua, entre otros) los cuales durante el año 2015 mostraron números rojos tanto en volumen como valor.

Además de los factores relacionados a los precios internacionales, aparecen en el horizonte los efectos que puedan traer los fenómenos climatológicos, así como la depreciación de las monedas en países vecinos –puntualmente Brasil y Argentina– que ante la sobrevaloración la moneda boliviana generan el abaratamiento de la importación de productos agroindustriales y al mismo tiempo dificulta la exportación de productos bolivianos pues éstos pierden competitividad.

Algunas de las medidas que se recomiendan para paliar el efecto negativo que supone la depreciación de las monedas de los países vecinos pasa por aplicar medidas de salvaguardias, que protejan la industria nacional así como evitar la pérdida de empleos; por otro lado se tiene que fortalecer la lucha integral y frontal anti-contrabando y la defraudación fiscal, y, gestionar de manera estricta los Despachos de Importación de Mínima Cuantía así como el Tráfico Vecinal Fronterizo que estando distorsionado provoca el “contrabando hormiga”.

Bolivia precisa de una política de sustitución competitiva de importaciones, a fin de ahorrar divisas y generar empleos para el país, especialmente dentro del sector agropecuario. Esta política pasa por medidas como la garantía de la seguridad jurídica para atraer inversión y beneficiar a las empresas formales sean éstas grandes, medianas o pequeñas.

Por otro lado, es urgente la liberalización y promoción de las exportaciones no tradicionales entre las que se cuentan los productos agroindustriales; dar prioridad a la inversión en infraestructura logística y de facilitación del comercio exterior por parte del Estado; revisar la política comercial del país a través de la apertura de mercados realmente competitivos; disminuir las cargas que se imponen al sector productivo formal del país como el doble aguinaldo.

En el caso de la producción agrícola en Bolivia, es importantísimo, pensando a futuro, el aprovechamiento de la biotecnología, campo en el que nuestro país se encuentra en inferioridad de condiciones que sus vecinos del Mercosur. No hay  que olvidar que en el campo político la región dio un giro con el ascenso de Macri como presidente en Argentina, con una visión más realista de las necesidades de su sector productivo agroindustrial y que pone el ejemplo para la recuperación de la economía en nuestro país.

Bolivia tiene ante sí la posibilidad de seguir destacando en el campo macroeconómico en un escenario de crisis siempre que desde una sinergia público-privada se generen las condiciones para la inversión, la producción y el empleo digno.

Fuente: Agronegocios